UN JOVEN PROMINENTE por Claudia C Figueroa J.

Más esto es sólo un pensamiento pasajero apenas justificable en los casos de imposibilidad cierta de hacer el bien; nunca puede ser un principio de conducta, que reprueban la razón, el civismo, y aún el interés individual, pues no puede haber orden, seguridad y bien doméstico, mientras el Estado está en desorden, peligro, miseria y ruina” … (Vargas,1832: 57-67)

Corría la segunda década del siglo XIX, en las cuatro calles que circundaban la Plaza Mayor de Caracas, un joven venezolano oriundo de La Guaira transitaba casi diariamente por sus hermosas veredas llenas de árboles frondosos que doscientos años y un poco más siguen adornándola. Ese jovenzuelo, había comenzado a prepararse para una vida prominente que le depararía un lugar destacado en la historia de su país. Con una educación esmerada adquirida en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, comenzaba su carrera profesional y civilista. Ávido estudioso de la medicina, la química, la botánica, la anatomía entre otras especialidades, y siendo un cirujano consagrado, luego de su paso por Edimburgo, irrumpe en la vida política de la Ciudad de los Techos Rojos, no sin antes haber ingresado en el Real Colegio de Cirujano de Londres. Ese joven, que sentía un amor inmenso por su Patria, emprende su caminar civilista, pues para él la educación era tan fundamental que le lleva a participar en la reforma de la Universidad, la cual en 1830 pasará a convertirse en la Casa que Vence las Sombras, tal como de manera coloquial muchos llaman a la Universidad Central de Venezuela, aún hoy, convirtiéndose así en su primer Rector. Más su vocación como educador y formador le llevan a redactar el Decreto de la reforma universitaria, que posteriormente sirvió de base para que el Congreso de 1843, lo utilizara en el Código de Instrucción Pública, de esta manera se concretaba la Educación Superior y Secundaria circunscribiéndola a los Poderes Nacionales, y así mismo contribuyó a la estructuración de la educación en Escuelas Primarias. La Academia entonces comenzó a normar el ejercicio de algunas profesiones. En ese mismo orden de ideas, fomentó sociedades económicas para desarrollar la agricultura, el comercio, las artes, y la educación en la población, todo ello en el marco de un contexto muy particular de la Venezuela de ese momento: … “A veces el ciudadano acosado de la injusticia y del desorden, y cansado de oponerle vanos deseos y estériles esfuerzos, se retira en un melancólico despecho a aislarse en el recinto de la vida doméstica, y aún cree preservarse concentrándose en sí mismo. Más esto es sólo un pensamiento pasajero apenas justificable en los casos de imposibilidad cierta de hacer el bien; nunca puede ser un principio de conducta, que reprueban la razón, el civismo, y aún el interés individual, pues no puede haber orden, seguridad y bien doméstico, mientras el Estado está en desorden, peligro, miseria y ruina” …

mostraban estas palabras, a un joven con gran capacidad administrativa, sentido común y Sabiduría, de espíritu despierto e inteligencia viva, que muestra un trabajo interior reflexivo.

Llega el año 1834 y con él, este joven se convierte en el primer presidente civil de la República para un período de cinco años. Pero, ¡ser presidente!, no era algo que le gustaba, pues para él, la Venezuela de ese momento reflejaba un “estado de disgregación social (…) [desespero] en medio de tanto mal, (…) perversidad, [y] (…) desconfianza entre todos”… (Páez y Veloz, s/f. 2) de sus palabras puede inferirse la preocupación por la situación política que reinaba en su país. Y él como actor principal de esa obra, vivió en carne propia su profundo temor: “ser utilizado para inaugurar la República civil”, puesto que sabía a profundidad que la transición entre la gesta militar y el civismo era apresurada, ya que la sombra de las rivalidades militar- civil, estaban en efervescencia, porque los militares, con razón se creían los fundadores de la Patria. (Páez y Veloz, s/f: 7) Asumió un país en crisis, en plena transición política, de atraso, y se esperaba de él, que llevara ese cambio a buen puerto: un Estado republicano democrático, centralizado, unitario, con un poder ejecutivo fuerte, un senado y un poder judicial estable, autónomo y un poder moral, censor o regenerador. Pero esto sólo se podía alcanzar con una élite ilustrada y patriota que había promovido y dirigido el movimiento de independencia política, en tanto que el pueblo, por no haber tenido la oportunidad en los tres siglos coloniales precedentes de haber sido educado, estaba sumido en la ignorancia, la superstición y la barbarie. (Francheschi, 1979: 9) Y el temor del joven se concretó en 1835, desencadenándose un golpe de Estado con la Revolución de las Reformas. Al ser hecho prisionero por Pedro Carujo este le dijo al joven presidente que había sido depuesto: “el mundo es de los valientes”, a lo que [él joven] respondió: “No, el mundo es del hombre justo: es el hombre de bien, y no el valiente, el que siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la tierra, y seguro sobre su conciencia” (Diccionario de Historia de Venezuela, 1988: 387) Pues el golpe y su destitución, no duraron mucho, y él regreso a la Primera Magistratura como le correspondió. Sin embargo, él mismo entregó la Presidencia ya que sus valores de justicia, y de orden (éticos y morales) no eran cónsonos con el proceder del hacer político de su tiempo, pues estaba consciente de que su voluntad, su valor, su rectitud, su ponderación, su equilibrio, fortaleza, templanza, paciencia y tolerancia no eran cambiables ni negociables por nada en el mundo, y menos en el escenario político. Este sabio joven, ya maduro con un pensamiento más reflexivo prefirió dedicarse a la educación, a la instrucción pública, a enseñar la medicina que tanto le llenaba. En ese periplo de acontecimientos que le toco vivir, participó en la Comisión encargada de exhumar los restos del Libertador Simón Bolívar, en Santa Marta, Colombia y repatriarlos a su país natal en 1842. Apreciados lectores ¿saben quién es nuestro joven personaje? ¿Sobre quién trata este escrito?

  • Fuentes Bibliográficas:
  • Diccionario de Historia de Venezuela.
  • Caracas: Fundación Polar, 1988. FRANCHESCHI, Napoleón.
  • Caudillos y Caudillismo en la Historia de Venezuela. (Ensayos Históricos: Venezuela 1830- 1930).
  • Caracas: Eximco, 1979. KERR PORTER, Robert.
  • Diario de un Diplomático Británico en Venezuela 1825-1842.
  • Caracas: Fundación Polar, 1997 PAÉZ, Faver José, y Alfredo Veloz B. Vargas: Intimidad y Política (Viaje por un Epistolario) [Documento en Línea] En: servicios.bc.uc.edu.ve/postgrado/manongo14/14-2.pd. PÁEZ las Razones del Héroe. Caracas: Monte Ávila Editores, 1990.

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